Creer que la tecnología es un terreno es de propiedad de las nuevas generaciones es una abierta invitación a fomentar problemas de clima laboral.
Algunos dirán que ya estás mayor y no entiendes los tiempos de hoy, plantea el economista colombiano Hermes Ruiz, autor del libro “Lo que callan los amantes del mañana”. “Así de sencillo, algunos creen que las personas que lucen sus canas están condenadas a no entender lo que pasa en tiempos de ChatGPT. Discriminación en su estado puro y duro. Torpeza estratégica dirán los que lo ven desde el otro lado de la mesa”, dice a LA GACETA el también presidente de Olewow Consultora de Inteligencia Artificial.
Lo que es un hecho, es que el edadismo digital es un prejuicio hacia las personas mayores en el ámbito de la tecnología, por no decir en un mundo cada vez más 5.0. El edadismo surge cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas por atributos que ocasionan daño, desventaja o injusticia, y menoscaban la solidaridad intergeneracional, define la Organización Mundial de la Salud (OMS). El edadismo adopta diferentes formas a lo largo del curso de la vida. Por ejemplo, un adolescente podría ser ridiculizado por iniciar un movimiento político o podría negarse un empleo tanto a personas mayores como a jóvenes por causa de su edad. “Se equivocan a claras luces quienes promueven un erróneo escenario en el cual pretenden hacer a un lado a las personas por temas de edad creyendo que entender, adaptar y aprovechar al máximo las ventajas que potencia la tecnología es un tema que corresponde tan solo a las nuevas generaciones”, remarca Ruiz. Esa visión equivocada en el ámbito empresarial, pero que puede darse en cualquier escenario, multiplica riesgos tales como el perder la oportunidad de aprovechar el conocimiento, experiencia y señorío
que tienen los Silver Surfers (como los denomina la escritora española Raquel Roca), quienes pueden perfectamente seguir aportando ideas innovadoras y creativas, toda vez que esa posibilidad no tienen ninguna relación con el tema de la edad, y sí con temas de aptitud, conocimiento, accountability (responsabilidad), y capacidad de resolución, que podemos tener todos sin importar nuestra edad”, detalla el economista.
Creer que la tecnología es un elemento o terreno de propiedad de las nuevas generaciones es una abierta invitación a fomentar problemas de clima laboral, y por consecuencia directa, generando impactos negativos en indicadores de productividad, rentabilidad y sensualidad, advierte el estratega en Inteligencia Artificial y Metaverso. ¿Quién va a querer trabajar en una empresa donde se discrimina a la gente por razones de edad? ¿Se fomentará el trabajo en equipo en una organización donde se estimula una perversa disputa entre jóvenes y mayores por temas de “capacidad de adopción digital”? ¿Los clientes estarán más dispuestos a comprar productos y/o servicios de empresas que discriminan por motivos de si tienes o no ya varios años en tu carnet de identificación? Fuga de talentos (tanto de los discriminados como de los que rechacen esas prácticas al interior de la empresa), problemas de reputación corporativa, potenciales demandas legales, castigo social por parte de los clientes, son tan solo algunos de los riesgos que saltan a la palestra para aquellos que puedan consciente o inconscientemente promover prácticas asociadas al edadismo digital, indica.
En estos tiempos donde la Inteligencia Artificial está viviendo un auténtico boom, en el que propios y extraños se siguen preguntando si la IA va a destruir o no puestos de trabajo, cuando realmente al final del ejercicio se espera que se generen más de 97 millones de puestos de trabajo relacionados con aspectos de automatización, robótica e IA, lo que se debe impulsar activamente es entender que la tecnología está aquí para elevar la calidad de las personas. En el caso de las empresas, correcta y éticamente implementada, ayudar a elevar los indicadores de productividad, rentabilidad y sensualidad, expresa el titular de Olewow. En este aspecto, sugiere eliminar todo riesgo que, asociado a temas de edad, pueda generar sesgos a la hora de facilitar procesos de formación, o en la asignación de roles de liderazgo de proyectos que se puedan potenciar con la incorporación de la tecnología.
“Una Cultura Intergeneracional donde se entienda que en nuestras diferencias están nuestras fortalezas, es absolutamente vital para entender que los aspectos de adopción y/o transformación digital pasan por colocar a las personas en el centro de la ecuación”, define Ruiz. Si alguien en la empresa te dice que “no entiendes porque ya estás mayor”, o te lo hace sentir de esa manera, realmente lo que está sucediendo en ese momento es que esa persona no comprende la verdadera magia que facilita la tecnología en los tiempos de hoy: ser más digitales implica ser cada vez más humanos, finaliza.

Fuente: La Gaceta