La seguridad psicológica es un concepto fundamental que abarca diferentes ámbitos de nuestras vidas, como nuestros hogares y lugares de trabajo. Se reconoce ampliamente que el bienestar emocional y mental de las personas impulsa el éxito y la productividad en una organización, además de propiciar la felicidad y el bienestar en entornos familiares y de amistad.
La seguridad psicológica se refiere a la sensación de poder expresarse y actuar con seguridad y protección emocional, sabiendo que se será tratado con confianza y respeto en un entorno propicio para una comunicación de calidad.
Existen comportamientos y actitudes que pueden socavarla tanto en el ámbito laboral como en nuestras relaciones personales. Estos comportamientos tienen un impacto negativo directo en nosotros mismos, al generar malestar y desasosiego en nuestro entorno.
Por ejemplo, mostrar poca atención hacia las demás personas y sus preocupaciones puede hacer que se sientan ignoradas e invisibles, lo cual genera una sensación de inseguridad y desvalorización. La falta de empatía, que implica la incapacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones y perspectivas, también contribuye a la falta de seguridad psicológica. Además, la agresividad, la ironía y el sarcasmo utilizados de manera hiriente o despectiva minan la confianza y crean un clima de malestar, miedo, tensión y hostilidad tanto en entornos laborales como personales.
Es fundamental comprender y abordar estas situaciones para promover un ambiente saludable y sostenible donde las personas y las relaciones puedan alcanzar su máximo potencial positivo y brindarse apoyo mutuo.
La comunicación abierta y honesta juega un papel clave en la generación de un clima en el que todos los miembros de los equipos y las familias se sientan cómodos y tranquilos al expresar sus pensamientos, sentimientos y preocupaciones, sin temor a ser juzgados, criticados o maltratados. Prestar atención activa a las necesidades de los demás y mostrar un interés genuino en sus experiencias y perspectivas, así como validar sus expectativas y emociones, fortalece la seguridad psicológica y construye la confianza en las relaciones.
Además, establecer y respetar límites claros y saludables es fundamental para una convivencia productiva, ya que garantiza que todos se sientan seguros y protegidos en su propio espacio, y se aprecien mutuamente por ser quienes son. Establecer claridad en cómo interactuar y tratar a los demás, así como celebrar la diversidad de opiniones, promueve un entorno seguro.
Asimismo, es importante trabajar en el desarrollo de habilidades para resolver conflictos de manera constructiva en lugar de profundizarlos. Los desacuerdos son normales en cualquier familia o equipo, pero es fundamental abordarlos de manera respetuosa y constructiva, fomentando la comunicación asertiva y la búsqueda de soluciones mutuamente beneficiosas.
En conclusión, la seguridad psicológica es esencial tanto en el entorno de negocios como en nuestras relaciones personales. Al fomentarla, propiciamos que las personas y las relaciones alcancen su máximo potencial positivo, tanto en el trabajo como en la vida personal. Crear un ambiente donde se promuevan la confianza, el respeto, la empatía y la comunicación abierta contribuirá a cultivar una seguridad psicológica sólida y a construir relaciones saludables y satisfactorias en todos los aspectos de nuestra vida.
Autor: Luis Pulgar